domingo, 30 de septiembre de 2007

Carne de perro

Todos habrán oído hablar acerca de que en las culturas de Asia Oriental y Oceanía tienen peculiares costumbres culinarias, sobre todo a la hora de ingerir animales domésticos e insectos.

A cualquiera se le puede quedar cara de asco cuando le dicen que en los restaurantes chinos ponen carne de gato, o sólo pensar comer perro. Sin embargo, no entiendo a qué viene tanto disgusto, si al fin y al cabo la carne es carne, y no debería ser más desagradable que la de conejo, o la de pollo, que son animales de tamaño similar a canes y gatos.

Es una experiencia curiosa ver un cadáver humano conservado anatómicamente unos años. Los músculos son carne curada, que huele y se parece al jamón serrano. Apostaría que probablemente tendría un sabor parecido, aunque sería jamón de muy mala calidad, ya que, a pesar de nuestra racionalidad, conciencia de salubridad e higiene, e inteligencia científica, probablemente seamos el animal peor alimentado de la Tierra.

En resumen, que esta repulsión hacia el consumo de animales como gatos y perros sólo viene dado por el convencionalismo de nuestra sociedad que los sitúa casi como parte de la familia, y rechaza el canibalismo (otro tema son los insectos, aunque también es cosa de nuestra cultura rechazarlos, situándolos en suciedad y enfermedad). Por tanto hay que pensar a veces con la cabeza fría y no escandalizarse por estas cosas, quién sabe lo que tendremos que comer mañana.

Esta sociedad no está preparada para sobrevivir tras una catástrofe que nos lleve a nuestro estado primitivo donde primaban los instintos y no la ciencia para alcanzar el progreso.

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