domingo, 16 de septiembre de 2007

El poder de los nombres

Sé que parecerá una estupidez lo que voy a exponer a continuación, pero a lo largo de mi vida he llegado a la conclusión de que tiene cierta relevancia.

Suele ser una decisión muy importante la hora de poner el nombre a un hijo o hija, al fin y al cabo, de esta decisión dependerá el cómo le llamen el resto de su vida. Sobre los nombres se podría escribir un libro, mayormente la gente opina que pueden ser feos o bonitos, bíblicos o canis... pero no se repara en la importancia del nombre en la dimensión que a continuación les explico:

Mi teoría se basa, en que hay una condición asociada a cada nombre. Esto, se basa en una experiencia personal inductiva, es decir, que en mi vida todos los que se llaman igual tienen mucho más en común que los que se llaman diferente. Esto puede que sea una mera casualidad, pero viendo ciertamente la cantidad de coincidencias, sería más bien un complot cósmico contra mi persona. También es cierto que ante cada regla siempre existirá la excepción, pero es algo que a día de hoy pienso tener en cuenta a la hora de poner nombre a mis hijos.

No voy a exponer ahora todas mis conclusiones específicas, pero expondré un ejemplo: El nombre "X" implica una gran inteligencia con tendencia al sabelotodismo, cierta sensibilidad emocional e inseguridad que puede llevar a la manipulabilidad. Reservado en su intimidad aunque extrovertido. Poco éxito con el sexo opuesto. Respetuoso con sus padres y obediente desde la infancia, aunque algo rebelde al final de ésta.

Un análisis similar podría hacerse respecto a cualquier nombre, aunque esta teoría tiene un handicap, y es que este método inductivo te lleva a la conclusión de que sólo puedes hacer clasificaciones respecto a las edades que has observado. Es decir, el nombre "X", significará un comportamiento en su edad adulta, como marido, esposa o padre/madre de familia que no puedo conocer, ya que los "X" de las últimas generaciones aún no han llegado a esa edad como para poder analizarlos. Tratándose de un hecho generacional, no es comparable un Juan de hace 40 años con un Juan de hoy en día, es decir, que no se pueden extrapolar (como es evidente) los comportamientos de nuestros padres o abuelos al futuro de los jóvenes de hoy en día.

También es posible que las personas que se llamen María en España tengan características distintas de las Marías de sudamérica, o sea que puede haber variaciones geográficas que, evidentemente, también desconozco.

Piénsenlo bien antes de poner nombre a su hijo o hija... consúltenme si quieren saber mi opinión sobre su futuro...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No dejas de sorprender...espero que el personaje x sabelotodo superinteligente...no seas tu jaja es broma...pero eso de los nombres no suele pasar es decir yo conozco a tres personas con el mismo nombre que el mio y somos totalmente diferentes,en forma de pensar,en actitud,inteligencia,en la manera de ver la vida....depende ...si tuviese un hijo le llamaria Carlos o Oscar,son bonitos y si fueran niña...blanca,marta....hay tantos!!! puedes hablarme sobre mi futuro?

Anónimo dijo...

Es decir, que nuestro nombre nos condiciona. Dices en tu texto que para exponer esta teoría te basas en una "experiencia personal inductiva", sin embargo no encuentro argumentos que te abalen. Me gustaría que dijeras más claramente cuáles son las razones que te llevan a pensar que el nombre de una persona pueda ser relevante.

Admito que hay nombres que pueden resultar llamativos o incluso los hay que nos causan rechazo, ya por su rareza o porque, caprichosamente, se nos antojan feos. De todos modos estar sería una valoración personal y que, seguro, se toparía con la opinión contraria en muchos casos . Evidentemente, no existe un nombre que sea universalmente feo, ni suficiente por sí mismo como para hacer que esa persona se vea discriminada o inadaptada. Y, aunque existiera, el mundo pecaría de intolerante, puesto que nadie es responsable de su propio nombre.

¿En qué te afecta llamarte Jorge? ¿Crees que serías otra persona si tus padres se hubieran decantado por otro nombre? Y sobre todo, ¿por qué dos personas que se llamen igual iban a tener rasgos en común? Creo que si existieran, esto no sería más que una tonta coincidencia. Dices que hay "excepciones a la regla". Más bien confundes lo que es excepción de lo que es regla. Porque puede que tú conozcas un montón de casos en que tu "regla" se cumple, pero yo te pregunto: ¿Dónde?

Rafa

Yorch dijo...

Para empezar quiero decir, que esta como muchas otras de mis teorías no las expongo como una verdad sino como objeto de reflexión.

Con esta entrada no afirmo que ocurra, sino que planteo que, a mi parecer, es posible que esté ocurriendo.

En segundo lugar, no doy pruebas porque no quiero que ninguno de mis amigos o conocidos se dé por aludido. En concreto, el nombre "X" de la entrada es un nombre concreto, que no revelo por lo que acabo de decir. "Casualmente", con este nombre X conozco a tres personas, que cumplen estrictamente esa definición. No obstante, en la mayoría de los casos no se puede hacer un análisis tan exhaustivo, sobre todo si tenemos en cuenta que hay miles y miles de personas con el mismo nombre, y no es nada probable que tanta gente comparta tantas actitudes.

No obstante, sigo pensando que en la personalidad de un individuo hay infinidad de cualidades, no sólo lo más básico en plan "simpático, egoísta, inteligente, atlético"... sino que cada una de estas características está a su vez construida de muchas cualidades. Estas pequeñas piezas son las que pueden compartir personas con el mismo nombre, aunque luego desemboquen en una identidad completamente distinta.

Habrá casos, como el de X, donde yo pueda haber apreciado numerosas coincidencias, y otros casos, donde las coincidencias sean mucho menos perceptibles y conviertan mi teoría en algo absurdo.

Es evidente que, pensará todo el mundo, cuando un niño nace, si en lugar de un nombre le ponen otro su vida no cambiará aparte de por la nimiedad de su nombre. Esta teoría se refiere a algo cósmico que hace que esas pequeñas cosas que dirigen tu vida (Véase ¿La fuerza del destino?) sean unas u otras dependiendo del nombre que tengas.

Al principio de la entrada ya advierto que parece una estupidez, probablemente en una discusión de lógica cualquiera tendria millones de argumentos contra esta teoría pero, ya digo, no pretendo hacérosla creer.

Un saludo, gracias por las observaciones.

Anónimo dijo...

xDDDDD
Genial.
A mí no se me habría ocurrido. Quizás a Faemino y Cansado sí. A mí, no.
Éste texto está al alcance de muy poquitos.

Anónimo dijo...

jaja bueno, bueno! q discusión está dando el tema!! a mí no me parece tan absurdo pero no vale en todos los casos. yo tengo una teoría de apoyo, pero como a algunos puede sonar clasista y no es mi intención, ya te la comentaré :P

yo personalmente no tengo el placer de conocer a ninguna tocaya lo suficiente como para compararla conmigo, pero estaré encantada de escuchar una descripción detallada de las características asociadas a mi nombre.

Merche :)

Anónimo dijo...

Estoy contigo Jorge. Es verdad que es muy difícil demostrarlo, pero quiero que sepas que no eres la única persona con esa sensación ;)

ESTHER

PD: Carlos es muy buen nombre, pero tienden a sufrir en sus relaciones con otros aunque no lo exterioricen XD