viernes, 7 de septiembre de 2007

El principio de incertidumbre

En los últimos 100 años, ha habido tantos cambios en avances tecnológicos, alteraciones en la cultura y formas o estilos de vida, cambios bruscos en política, alimentación, percepción del mundo, religión... que no creo que en ningún momento sepamos cual será el impacto de todas estas nuevas realidades.

Me explico con unos pequeños ejemplos. Existen ciertos sucesos indeseables, como es el caso de la administración de Thalidomida, un medicamento que resultó ser teratogénico, y administrado en las embarazadas producía amelias y focomelias (ausencia de estructuras de brazos). En el momento en el que se sacó este medicamento al mercado, no se conocían estos efectos.

Pues bien, hoy en día, además de en la industria farmacéutica, existen alimentos, formas de conservación, artilugios y prácticas habituales que podrían ser perjudiciales a la larga y no nos estemos dando cuenta de ello.

Quién nos asegura, que dentro de diez años no resulte que el líquido de las lentillas tiene un componente que afecta a la vista, o que un colorante muy usado resulta ser cancerígeno, o que el simple hecho de hacer nuestras necesidades en el agua de la playa pueda causar ciertas patologías tóxicas en bañistas. Antiguamente, el turismo playero no era tan famoso, y ahora que las playas se desbordan, puede que los científicos no sepan que puede tener un impacto médico o medioambiental.

Y es que yo siempre pensé: "En la época en la que nuestros abuelos eran jóvenes, la esperanza de vida no llegaba en la mayoría de los casos a los 70 años. Nuestros abuelos, con las condiciones de principios del siglo XX, han conseguido vivir casi cien años; nosotros, que disfrutamos de muchos más avances y comodidades, deberíamos vivir al menos ciento treinta (como ya hay gente en el mundo que los tiene)."
Sin embargo, muchas de las cosas que se hacen ahora y que son perjudiciales (alcoholismo precoz, drogadicción, obesidad...) no se hacían en la época de nuestros abuelos. Y quizá es mucho más sana (aunque parezca contradictorio) una dictadura, donde la represión nos lleva a una vida casi sin excesos, que una democracia de libertinaje donde el niño tiene sometido al maestro y a sus padres, y McDonald's es el nuevo héroe de acción, y el que no fuma porros no es guay.

Por tanto aconsejo, cuiden sus hábitos y los de sus hijos, porque no sabemos hacia donde nos lleva el caballo desbocado del progreso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, a ver...

Realmente no se puede poner la mano en el fuego por nada, no sabemos si el líquido de lentillas o los colorantes nos acortarán la vida, o a saber qué cosas más. Totalmente de acuerdo. Con lo que discrepo, es con la frase: "Y quizá es mucho más sana (aunque parezca contradictorio) una dictadura, donde la represión nos lleva a una vida casi sin excesos que una democracia de libertinaje donde el niño tiene sometido al maestro y a sus padres, y McDonald's es el nuevo héroe de acción, y el que no fuma porros no es guay."

Y no lo digo sólo porque yo esté en contra de la dictadura, sino porque no es cierto.

Hablas de muchos tipos de excesos. Para empezar, hay excesos que se conocen como perjudiciales, como el consumo de drogas, que se puede prohibir, y de hecho se prohibe. Pero los excesos a los que creo que te refieres en la mayor parte del texto (medicamentos, líquidos de lentillas, colorantes, etc) no se prohiben porque no se sabe de ninguna influencia negativa que puedan producir. Es obvio, no? Con caso de la Talidomida, sólo cuando se descubrió las malformaciones que producía, se prohibió: ¿por qué hacerlo antes, si sólo prevenía las náuseas?. Cuando se conocen los efectos negativos sobre algo, se toman las medidas necesarias, en general (con mayor o menos éxito). Con esto quiero decir que la prohibición de este tipo de excesos no depende del régimen político, sino de los avances científicos y las investigaciones que se realicen sobre los productos que consumimos y los hábitos que llevamos. Vamos, que el tipo de excesos que una dictadura te va a prohibir no tienen nada que ver con el líquido de lentillas ni con nada por el estilo. Como ejemplo, el de la Talidomida: según la wikipedia, en España no se retiró hasta 1963 y, lo mejor de todo: fuimos uno de los últimos países en hacerlo. Así que ni por esas.

Por otro lado, el tipo de excesos que suele prohibir una dictadura, según mi punto de vista, poco tiene que ver con la salud, sino con los habitos sociales, pero no suelen mejorar nada. No estoy de acuerdo con que un niño tiranice sus profesores y a sus padres, pero en una dictadura no lo soluciona, sino que invierte la situación, porque en ese caso, el niño el que suele sufrir el exceso de tiranía y maltrato por parte de los padres y profesores. Así que lo único que has hecho es invertir el exceso, pero no lo has hecho desaparecer. La única diferencia, es que en una democracia, tu eliges tus propios excesos, el McDonals está ahi pero no te obligan a entrar, puedes o no emborracharte. Pero excesos de una dictadura, tanto los que aparecen por inversión, como los que aparecen nuevos de por sí (simplemente, la ausencia de libertad es ya de por sí un exceso que la dictadura se toma sobre la mente de los demás, y la salud también es psicológica y social)no los puedes elegir, sino que vienen impuestos. Te los "dictan". Y atrévete a hacer lo que te dé la gana.

Por último, quiero dejar dos ideas:las carencias (de cualquier tipo) también pueden convertirse en excesos, en este caso, en "excesos de carencias" (bien decía Aristóteles que la virtud era el justo medio entre el exceso y el defecto); y que la mayor parte de los excesos que pueden convertirse en preocupantes, son consecuencia de nuestro modo de vida masificado, la investigación irresponsable, multinacionales y otros entes poderosos y el consumismo desaforado que hace que lo engullamos todo sin tener en cuenta las consecuencias... Y eso, siento decirlo, pero a las alturas que estamos, no puede arreglarlo ni dios.

Ahí queda.

Yorch dijo...

Muy bien traído. Como ya advierto en la introducción del blog, y aquí se ha visto el caso: lo de la dictadura no era más que una de mis divagaciones que en realidad no tiene nada que ver con el tema, simplemente era una forma de expresar el cambio de los tiempos.

Por otra parte, la dictadura no iba enfocado, obviamente, me ofende que lo repliques, a los líquidos de las lentillas o colorantes, sino a situaciones como las del alcoholismo. Si VERDADERAMENTE se castigaran las infracciones como ocurre más a menudo en las dictaduras (tu dices: "hay excesos que se conocen como perjudiciales, como el consumo de drogas, que se puede prohibir, y de hecho se prohibe". Sí, se prohibe pero hasta el más pardo del lugar trafica con drogas porque entre la ley del menor y una multa de 300€ esto no soluciona nada. Y con esto no digo que esté de acuerdo con la represión, pero a base de palos se aprende.

Por otra parte, tu dices "los excesos a los que creo que te refieres en la mayor parte del texto (medicamentos, líquidos de lentillas, colorantes, etc) no se prohiben porque no se sabe de ninguna influencia negativa que puedan producir. Es obvio, no?"

Con esta entrada no pretendo discutir que la regulación para este típo de artículos vaya a cambiar. La diferencia es que antes había (metafórico) un líquido para las lentillas, un colorante, y una marca de ketchup. Y ahora cada año hay diez mil productos nuevos, que si de cada mil de amplio consumo sólo 1 produce efectos perjudiciales, la onda expansiva es mucho mayor que hace treinta años.